Un logotipo suele representar identidad, confianza y reconocimiento. Pero en el Perú, ese poder visual también se usa para el miedo y las extorsiones. Hoy, varias bandas criminales como Los Pulpos y La Nueva Jauría usan logos para marcar territorio, ganar seguidores y, lamentablemente, para marcar a sus víctimas.
Según El Comercio (23 de junio de 2025), estas organizaciones han llevado su influencia a redes como TikTok, Instagram y Telegram. Allí venden saludos, stickers y hasta polos con sus logos, cobrando por Yape o Plin. Es una forma moderna de extorsión: convierten el crimen en una marca.
Lo más grave es que esos mismos logos aparecen pintados o pegados como stickers en los negocios y casas de personas amenazadas. Es su manera de “marcar” a quienes deben pagar cupos para seguir trabajando o evitar represalias. El logo se convierte en una advertencia silenciosa: un símbolo del poder criminal.
El investigador Julio Corcuera, autor del libro “Extorsión: el negocio del miedo”, señala que el crimen ya no actúa solo con violencia, sino también desde lo simbólico. Y tiene razón: estas bandas usan los mismos principios del marketing; identidad, repetición y presencia, para infundir respeto y miedo.
Así, los logos que deberían representar unión o confianza se transforman en símbolos de amenaza. Es el lado oscuro del branding: cuando el diseño deja de comunicar valor y empieza a comunicar terror.
